Maravillosas Revelaciones sobre la fidelidad y disciplina

Desde hace días he sentido la necesidad de escribir, pero por asuntos de tiempo, o quizás falta de disciplina, no lo he hecho.

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En este diario he venido escribiendo maravillosas revelaciones sobre mi propósito en esta temporada. De hecho, desde el mes de octubre del año 2018, Dios empezó a mostrarme revelaciones relacionadas a las próximas dos décadas (2020 – 2040) (eso lo puedes encontrar en el cuaderno morado)


Las 40 semanas empezarán en marzo 19 y debo confesar que desde abril 9 he estado tan desenfocada, aislada, vacía emocionalmente y hasta espiritualmente, que he perdido el sentido de dirección.


Es irónico pues se supone que sé a dónde voy, pero ha sido un periodo donde no he experimentado pasión y a veces hasta he dejado de experimentar gozo.

 

Me doy cuenta que cuando Dios me dio visión, se sentía tan feliz soñar, planear, idear; visualizar…pero cuando me tocó ejecutar la visión, ya no había un ápice de motivación en mí.

 

Lo más difícil es que una vez que recibes revelación que sabes que viene de Dios; es imposible que después estés tranquila a menos que la lleves a cabo. Pero la mayoría de las veces, llevarla a cabo no va a producir la misma alegría que produce recibir la revelación.

 

Todo se resume a la palabra fidelidad. Ser fiel es ser… dependiente, confiable y esto fue justamente la característica que Pablo le dijo a Timoteo que debía buscar en los líderes que debía levantar.

 

Yo no siento que sido fiel; por el contrario, siento la cantidad de revelación que Dios me da, no se compara con la habilidad que yo pongo para ejecutarla.

 

A veces siento que quiero saber más, pero no hago mucho con lo que ya sé. Y todo esto no lo digo para condenarme, pues aún en medio de mis debilidades puedo sentir el amor de Dios y Su Gracia que me conducen a seguirlo intentado.

 

Pero deseo dejar esto por escrito, pues si algún éxito obtengo en esta batalla, es definitivamente porque Dios permanece fiel, aunque nosotros seamos infieles.

Esa verdad me libera para seguir intentando caminar en Su plan; no basada en mi fidelidad, sino en la de Él.

 

El año 2019 es un año dedicado a observar el concepto de ser fructíferos y estas últimas semanas he visto con otros lentes el asunto de ser fructíferos desde la perspectiva de un carácter fiel.

 

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La fidelidad formará nuestra voluntad a ser como la del Padre y nos dará un carácter como el de Dios. De todas las recompensas la mayor es que vamos a imitar a Cristo.

 

La palabra dice que quien ve a Cristo o al Hijo, ha visto al Padre.

 

Y Cristo adoptó la envestidura de siervo demostrando fidelidad. La fidelidad de Cristo o del Hijo, es un reflejo del carácter fiel del Padre. Si ves al hijo, ves al Padre.

 

De la misma manera nuestra fidelidad revela a Cristo.

 

Pero aun el hecho de ser fieles es el resultado de Su fidelidad. Sólo Él nos puede capacitar para esta tarea. Así que esta temporada de frutos, la fidelidad habla del fruto de la fe en acción. 

 

Si yo camino en fidelidad a la revelación y planes revelados, estoy demostrando fe en Su palabra.

 

Escribir me ayuda mucho a ordenar mis pensamientos, exponer mis emociones, establecer la Palabra por encima de las mismas emociones. Es una valiosa y terapéutica herramienta.

 

Pero volviendo a la entrada o post del día de Hoy. Creo es una temporada donde la disciplina de formación a ser fiel no será muy agradable, pero al final traerá mucho gozo.

 

Oro a Dios que me ayude pues no me imagino llegar a diciembre y sentir que abandoné el plan que Dios me regaló.

 

Oro que yo pueda continuar en el gozo que me produjo la revelación. Así como cuando quedé embarazada, que me produjo tanta alegría, pero luego los 9 meses de embarazo fueron tan difíciles; aunque eso no quería decir que nunca pensé en terminar mi embarazo, sino que la alegría de imaginarme a Vanessa en mis brazos me daba fuerzas para continuar.

 

Eso mismo le pido a Dios en este tiempo; la alegría de saber que estoy embarazada de un propósito quizás se olvide a causa de los malestares de la disciplina, pero debo mirar el gozo venidero.

 

Una de las cosas que he experimentado en este tiempo, es que la disciplina pareciera “apagar la pasión”. Pero la realidad es que, si la pasión es verdadera, es porque pone más disciplina.

 

Entonces, veo que a veces la pasión se confunde con emoción, y a la emoción no le gusta la disciplina. Pues la disciplina cuesta, mientras que la emoción siempre nos lleva a hacer lo que queramos hacer.

 

En Getsemaní, Jesús nos demostró pasión diciendo “aunque no quiero lo hago, pues que no se haga mi voluntad, sino la del Padre. Eso es pasión. Y no había allí ninguna emoción positiva, por el contrario, todo esto lo dijo Jesús mientras sudaba sangre.

 

Eli y yo nos hemos sentido este año muy retardados con el asunto de la herencia. De hecho, no es desde este año, es desde que cumplimos 40.

Es como si un sentido de urgencia nos haya tomado y en lo único que pensamos es en la efectividad de los próximos 20 años, como lograr ser más fructíferos y productivos para dejar herencia a Vanessa.

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Justamente la causa de este asunto de la fidelidad ha tomado tanta importancia porque por un lado veíamos que la fidelidad habla de tu responsabilidad en el manejo y la administración de las cosas insignificantes, refiriéndome en este caso a las cosas temporales como tiempo, talentos y tesoros.

 

Pero fidelidad no sólo habla de responsabilidad como siervos y mayordomos, sino también habla de un carácter que puede ser TRANSFERIBLE en cuestiones de herencia.

 

Abraham fue FIEL (aunque no fue perfecto) y a causa de su fidelidad podemos comprobar que era un hombre de fe, Su fidelidad a la promesa y voluntad de Dios no solo le dio un hijo, sino que lo hizo Padre de multitudes; por la fe pudo tener hijos de la fe. Su fidelidad se hizo transferir. Somos parte de la herencia de Abraham porque él permaneció fiel.

 

De la misma manera que somos parte de la herencia de Cristo porque Él permaneció fiel.

 

El carácter de fidelidad transfiere algo a la herencia.

 

Por generaciones vemos cómo las personas fallaban a Dios, pero Dios era fiel a cumplir la promesa hecha a Abraham y a proteger su herencia a causa de su fidelidad.

 

Lo mismo vemos en David a quien Dios le prometió un heredero en el trono y todo esto fue la respuesta de Dios ante la fidelidad de David, aunque David tampoco fue perfecto.


Y es que fidelidad no tiene que ver con perfección, sino con querer ir tras el corazón de Dios.

 

Una persona que va tras el corazón de Dios se va a equivocar, va a escoger sus caminos a veces, pero siempre hay un compás espiritual que la lleva de regreso a querer perseguir el corazón de Dios aunque sabe que eso le va a costar.


  • No es fiel porque recibirá algo a cambio, sino porque la esencia de su vida y propósito es ir tras el corazón de Dios.

  • Una persona que vaya tras el corazón de Dios, va a preferir hacer Su voluntad en lugar de la propia.

  • Abraham a causa de la fidelidad, es decir, de ir tras el corazón de Dios, estaba dispuesto a dar a Isaac en sacrificio.

  • David a causa de ir tras el corazón de Dios, estuvo dispuesto a traspasar sus funciones de rey y convertirse en sacerdote para llevar el arca al monte santo. Eso es fidelidad. 

  • Jesús para ir tras el corazón de Dios que quería acercarse a nosotros, estuvo dispuesto a morir y dar su vida.

  • Fidelidad es ir tras el corazón de Dios y eso nos llevará a darnos sin medida. A servir sin medida, adorar sin medidas.

  • Adorar es presentar sacrificio y ¿Qué mayor adoración que poner tu voluntad para seguir la del Padre?

  • Fidelidad no es perfección, es pasión por el corazón del Padre por medio de una vida y voluntad rendida, eso muchas veces será más doloroso que emocionante y es que pasión no tiene que ver con emoción.

  • Ahora esto entonces no vincula con el tema de la herencia ¿Cuán impactante deseamos que sea esta herencia? Creo que la respuesta va de la mano con cuan dispuesto estamos a ir tras el corazón de Dios.

  • ¿Cuál es el corazón de Dios para mis generaciones?

  • La naturaleza de fidelidad de Dios se debe ver reflejada en la naturaleza de fidelidad de sus hijos. De hecho, si no nos convertimos en recipientes y transmisores de su fidelidad, los planes de Dios se pueden llegar a ver obstaculizados.

  • Por ejemplo, si Jesús no hubiese sido fiel, entonces el plan de Dios y anhelo de Dios no se hubiese cumplido.

  • Si Abraham no hubiese sido fiel, el linaje bendito por donde nacería la respuesta al corazón de Dios no se hubiese cumplido.

En este momento siento que Dios nos está llamando a ser fieles, a ir tras Su corazón en áreas donde nuestras generaciones pasadas no fueron fieles o áreas donde nosotros mismos no hemos sido fieles.

Pues esas áreas pueden representar un obstáculo para el fluir de la bendición y plan generacional de Dios.

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Ir tras el corazón de Dios en las finanzas y salud, implica más que ser fiel con los recursos. Implica alinear a nuestras generaciones a su verdadera identidad y propósito.

¿Cuál puede ser la verdadera identidad de una generación que no sufre de obesidad y pobreza?

  • Rompemos el espíritu de pobreza y empoderamos para hacer riquezas

  • Las riquezas no se hacen sólo a punta de trabajo duro. El principio espiritual detrás de esto es la fe. Ser fieles con el diezmo y la activación espiritual del dinero no sólo previene la avaricia, o de hacer de Mamon un dios, sino que también ejercita nuestra fe.

  • La siguiente activación generacional para romper el poder del espíritu de pobreza, es el don “giver” o dador, de la generación venidera.

  • Tú puedes trabajar duro y dejar herencia. Un rico sin Dios en su corazón puede hacer eso. Pero no puede vencer las cosas espirituales con herramientas naturales. La pobreza o riqueza, es decir, el dinero (sea la falta o la abundancia de este) tiene un factor espiritual que sólo se vence con herramientas espirituales.

 Por ejemplo, tanto la escasez como la abundancia de dinero, rompen sus ligaduras con los aspectos espirituales negativos por medio de la ofrenda.

Mamon y el espíritu de pobreza, sólo puede ser quebrantado por medio de armas espirituales. Esto hace que no todo el que deja herencia económica, deja liberada a una generación del efecto espiritual de estas potestades y principados.

Sólo la activación del donde Dar…convertirnos en dadores; rompe este poder. So lo vimos en Jesús, en Abraham, en David.


Un carácter fiel se expresa por su capacidad de dar y de darse.

Creo que estamos en un punto de preguntarnos si amamos las generaciones venideras más que nosotros mismos.

  • La verdadera identidad de nuestras generaciones es que son dadores. Por lo general donde hay un llamado a dadores, hay un llamado profundo a la adoración. Es decir, somos adoradores. Recordando que la primera vez que la “adoración” fue mencionada en la Biblia, fue cuando Abraham estaba dispuesto a DAR a su hijo.


La activación de los principios espirituales no sólo nos hará fructíferos generacionalmente, sino que nos hace productivos en lo natural. Producimos más con menos esfuerzos. Producción tiene que ver con rendimiento.


Por lo tanto, debemos ser fiel en lo natural, en el trabajo, en excelencia, ejecución; pero también fieles con los diezmos, ofrendas, primicias con fe, sabiendo que estamos removiendo obstructores generacionales.


Nuestra fidelidad dice cuanto amamos a nuestras generaciones y a su vez, cuanto Dios ama a nuestras generaciones a las cuales ha deseado desde siempre bendecir, pero debemos ser conductores de esa fidelidad de Dios.


Si nosotros no somos fieles, Dios sigue siendo fiel. Y buscará la forma de bendecir nuestras generaciones.


Sin embargo, la continuidad de una bendición y la alineación del llamado generacional y ADN familiar sólo se revela cuando nosotros decidimos, ser fieles. No basta con que sólo Dios sea fiel, es necesario que nosotros también seamos fieles para traer activación generacional.


No podemos hablar de herencia y generaciones y desligarnos de un carácter de fidelidad.


Sólo cuando somos fieles desatamos el potencial para que nuestras generaciones sean lo que están llamadas a ser.


Lo mismo del lado de la obesidad, no se trata de peso, sino de cambiar propósito por placer.

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